Hechos de los Apóstoles

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[...]   Al oír esto Moisés huyó y vivió como forastero en la tierra de Madián, donde tuvo dos hijos.   [...]

Hechos de los Apóstoles: capítulo 7, verso 29

Capítulo 12, verso 9 - Capítulo 13, verso 22

9 Y salió siguiéndole. No acababa de darse cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión.
10 Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Esta se les abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó.
11 Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.»
12 Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en oración.
13 Llamó él a la puerta y salió a abrirle una sirvienta llamada Rode
14 quien, al reconocer la voz de Pedro, de pura alegría no abrió la puerta, sino que entró corriendo a anunciar que Pedro estaba a la puerta.
15 Ellos le dijeron: «Estás loca.» Pero ella continuaba afirmando que era verdad. Entonces ellos dijeron: «Será su ángel.»
16 Pedro entretanto seguía llamando. Al abrirle, le vieron, y quedaron atónitos.
17 El les hizo señas con la mano para que callasen y les contó cómo el Señor le había sacado de la prisión. Y añadió: «Comunicad esto a Santiago y a los hermanos.» Salió y marchó a otro lugar.
18 Cuando vino el día hubo un alboroto no pequeño entre los soldados, sobre qué habría sido de Pedro.
19 Herodes le hizo buscar y al no encontrarle, procesó a los guardias y mandó ejecutarlos. Después bajó de Judea a Cesarea y se quedó allí.
20 Estaba Herodes fuertemente irritado con los de Tiro y Sidón. Estos, de común acuerdo, se le presentaron y habiéndose ganado a Blasto, camarlengo del rey, solicitaban hacer las paces, pues su país se abastecía del país del rey.
21 El día señalado, Herodes, regiamente vestido y sentado en la tribuna, les arengaba.
22 Entonces el pueblo se puso a aclamarle: «¡Es un dios el que habla, no un hombre!»
23 Pero inmediatamente le hirió el Angel del Señor porque no había dado la gloria a Dios
24 Entretanto la Palabra de Dios crecía y se multiplicaba.
25 Bernabé y Saulo volvieron, una vez cumplido su ministerio en Jerusalén, trayéndose consigo a Juan, por sobrenombre Marcos.
Capítulo 13
1 Había en la Iglesia fundada en Antioquía profetas y maestros: Bernabé, Simeón llamado Níger, Lucio el cirenense, Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.
2 Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: «Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado.»
3 Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y les enviaron.
4 Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí navegaron hasta Chipre.
5 Llegados a Salamina anunciaban la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan que les ayudaba.
6 Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, encontraron a un mago, un falso profeta judío, llamado Bar Jesús,
7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, hombre prudente. Este hizo llamar a Bernabé y Saulo, deseoso de escuchar la Palabra de Dios.
8 Pero se les oponía el mago Elimas -pues eso quiere decir su nombre- intentando apartar al procónsul de la fe.
9 Entonces Saulo, también llamado Pablo, lleno de Espíritu Santo, mirándole fijamente,
10 le dijo: «Tú, repleto de todo engaño y de toda maldad, hijo del Diablo, enemigo de toda justicia, ¿no acabarás ya de torcer los rectos caminos del Señor?
11 Pues ahora, mira la mano del Señor sobre ti. Te quedarás ciego y no verás el sol hasta un tiempo determinado.» Al instante cayeron sobre él oscuridad y tinieblas y daba vueltas buscando quien le llevase de la mano.
12 Entonces, viendo lo ocurrido, el procónsul creyó, impresionado por la doctrina del Señor.
13 Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén,
14 mientras que ellos, partiendo de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
15 Después de la lectura de la Ley y los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.»
16 Pablo se levantó, hizo señal con la mano y dijo: «Israelitas y cuantos teméis a Dios, escuchad:
17 El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres, engrandeció al pueblo durante su destierro en la tierra de Egipto y los sacó con su brazo extendido.
18 Y durante unos cuarenta años los rodeó de cuidados en el desierto
19 después, habiendo exterminado siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su tierra,
20 por unos 450 años. Después de esto les dio jueces hasta el profeta Samuel.
21 Luego pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años.
22 Depuso a éste y les suscitó por rey a David, de quien precisamente dio este testimonio: He encontrado a David, el hijo de Jesé, un hombre según mi corazón, que realizará todo lo que yo quiera.