Hechos de los Apóstoles

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[...]   Ellos, al oírle, glorificaban a Dios. Entonces le dijeron: «Ya ves, hermano, cuántos miles y miles de judíos han abrazado la fe, y todos son celosos partidarios de la Ley.   [...]

Hechos de los Apóstoles: capítulo 21, verso 20

Capítulo 13, versos 29-47

29 Y cuando hubieron cumplido todo lo que referente a él estaba escrito, le bajaron del madero, y le pusieron en el sepulcro.
30 Pero Dios le resucitó de entre los muertos.
31 El se apareció durante muchos días a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén y que ahora son testigos suyos ante el pueblo.
32 «También nosotros os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres
33 Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús, como está escrito en los salmos: Hijo mío eres tú
34 Y que le resucitó de entre los muertos para nunca más volver a la corrupción, lo tiene declarado: Os daré las cosas santas de David, las verdaderas.
35 Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu santo experimente la corrupción.
36 Ahora bien, David, después de haber servido en sus días a los designios de Dios, murió, se reunió con sus padres y experimentó la corrupción.
37 En cambio aquel a quien Dios resucitó, no experimentó la corrupción.
38 «Tened, pues, entendido, hermanos, que por medio de éste os es anunciado el perdón de los pecados
39 la obtiene por él todo el que cree.
40 Cuidad, pues, de que no sobrevenga lo que dijeron los Profetas:
41 Mirad, los que despreciáis, asombraos y desapareced, porque en vuestros días yo voy a realizar una obra, que no creeréis aunque os la cuenten.»
42 Al salir les rogaban que les hablasen sobre estas cosas el siguiente sábado.
43 Disuelta la reunión, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé
44 El sábado siguiente se congregó casi toda la ciudad para escuchar la Palabra de Dios.
45 Los judíos, al ver a la multitud, se llenaron de envidia y contradecían con blasfemias cuanto Pablo decía.
46 Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé: «Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios
47 Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra.»