Hechos de los Apóstoles

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[...]   Haz, pues, lo que te vamos a decir: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen un voto que cumplir.   [...]

Hechos de los Apóstoles: capítulo 21, verso 23

Capítulo 13, verso 37 - Capítulo 14, verso 9

37 En cambio aquel a quien Dios resucitó, no experimentó la corrupción.
38 «Tened, pues, entendido, hermanos, que por medio de éste os es anunciado el perdón de los pecados
39 la obtiene por él todo el que cree.
40 Cuidad, pues, de que no sobrevenga lo que dijeron los Profetas:
41 Mirad, los que despreciáis, asombraos y desapareced, porque en vuestros días yo voy a realizar una obra, que no creeréis aunque os la cuenten.»
42 Al salir les rogaban que les hablasen sobre estas cosas el siguiente sábado.
43 Disuelta la reunión, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé
44 El sábado siguiente se congregó casi toda la ciudad para escuchar la Palabra de Dios.
45 Los judíos, al ver a la multitud, se llenaron de envidia y contradecían con blasfemias cuanto Pablo decía.
46 Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé: «Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios
47 Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra.»
48 Al oír esto los gentiles se alegraron y se pusieron a glorificar la Palabra del Señor
49 Y la Palabra del Señor se difundía por toda la región.
50 Pero los judíos incitaron a mujeres distinguidas que adoraban a Dios, y a los principales de la ciudad
51 Estos sacudieron contra ellos el polvo de sus pies y se fueron a Iconio.
52 Los discípulos quedaron llenos de gozo y del Espíritu Santo.
Capítulo 14
1 En Iconio, entraron del mismo modo en la sinagoga de los judíos y hablaron de tal manera que gran multitud de judíos y griegos abrazaron la fe.
2 Pero los judíos que no habían creído excitaron y envenenaron los ánimos de los gentiles contra los hermanos.
3 Con todo se detuvieron allí bastante tiempo, hablando con valentía del Señor que les concedía obrar por sus manos señales y prodigios, dando así testimonio de la predicación de su gracia.
4 La gente de la ciudad se dividió: unos a favor de los judíos y otros a favor de los apóstoles.
5 Como se alzasen judíos y gentiles con sus jefes para ultrajarles y apedrearles,
6 al saberlo, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y Derbe y sus alrededores.
7 Y allí se pusieron a anunciar la Buena Nueva.
8 Había allí, sentado, un hombre tullido de pies, cojo de nacimiento y que nunca había andado.
9 Este escuchaba a Pablo que hablaba. Pablo fijó en él su mirada y viendo que tenía fe para ser curado,