Hechos de los Apóstoles

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[...]   «Dadme a mí también este poder para que reciba el Espíritu Santo aquel a quien yo imponga las manos.»   [...]

Hechos de los Apóstoles: capítulo 8, verso 19

Capítulo 14, versos 10-19

10 le dijo con fuerte voz: «Ponte derecho sobre tus pies.» Y él dio un salto y se puso a caminar.
11 La gente, al ver lo que Pablo había hecho, empezó a gritar en licaonio: «Los dioses han bajado hasta nosotros en figura de hombres.»
12 A Bernabé le llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque era quien dirigía la palabra.
13 El sacerdote del templo de Zeus que hay a la entrada de la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas y a una con la gente se disponía a sacrificar.
14 Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestidos y se lanzaron en medio de la gente gritando:
15 «Amigos, ¿por qué hacéis esto? Nosotros somos también hombres, de igual condición que vosotros, que os predicamos que abandonéis estas cosas vanas y os volváis al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos hay,
16 y que en las generaciones pasadas permitió que todas las naciones siguieran sus propios caminos
17 si bien no dejó de dar testimonio de sí mismo, derramando bienes, enviándoos desde el cielo lluvias y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y alegría...»
18 Con estas palabras pudieron impedir a duras penas que la gente les ofreciera un sacrificio.
19 Vinieron entonces de Antioquía e Iconio algunos judíos y, habiendo persuadido a la gente, lapidaron a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad, dándole por muerto.