Hechos de los Apóstoles

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[...]   Le dijo el ángel: «Cíñete y cálzate las sandalias.» Así lo hizo. Añadió: «Ponte el manto y sígueme.»   [...]

Hechos de los Apóstoles: capítulo 12, verso 8

Capítulo 15, verso 25 - Capítulo 16, verso 9

25 hemos decidido de común acuerdo elegir algunos hombres y enviarlos donde vosotros, juntamente con nuestros queridos Bernabé y Pablo,
26 que son hombres que han entregado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo.
27 Enviamos, pues, a Judas y Silas, quienes os expondrán esto mismo de viva voz:
28 Que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables:
29 abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza. Haréis bien en guardaros de estas cosas. Adiós.»
30 Ellos, después de despedirse, bajaron a Antioquía, reunieron la asamblea y entregaron la carta.
31 La leyeron y se gozaron al recibir aquel aliento.
32 Judas y Silas, que eran también profetas, exhortaron con un largo discurso a los hermanos y les confortaron.
33 Pasado algún tiempo, fueron despedidos en paz por los hermanos para volver a los que los habían enviado.
35 Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía enseñando y anunciando, en compañía de otros muchos, la Buena Nueva, la palabra del Señor.
36 Al cabo de algunos días dijo Pablo a Bernabé: «Volvamos ya a ver cómo les va a los hermanos en todas aquellas ciudades en que anunciamos la palabra del Señor.»
37 Bernabé quería llevar también con ellos a Juan, llamado Marcos.
38 Pablo, en cambio, pensaba que no debían llevar consigo al que se había separado de ellos en Panfilia y no les había acompañado en la obra.
39 Se produjo entonces una tirantez tal que acabaron por separarse el uno del otro: Bernabé tomó consigo a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre
40 por su parte Pablo eligió por compañero a Silas y partió, encomendado por los hermanos a la gracia de Dios.
41 Recorrió Siria y Cilicia consolidando las Iglesias.»
Capítulo 16
1 Llegó también a Derbe y Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego.
2 Los hermanos de Listra e Iconio daban de él un buen testimonio.
3 Pablo quiso que se viniera con él. Le tomó y le circuncidó a causa de los judíos que había por aquellos lugares, pues todos sabían que su padre era griego.
4 Conforme iban pasando por las ciudades, les iban entregando, para que las observasen, las decisiones tomadas por los apóstoles y presbíteros en Jerusalén.
5 Las Iglesias, pues, se afianzaban en la fe y crecían en número de día en día.
6 Atravesaron Frigia y la región de Galacia, pues el Espíritu Santo les había impedido predicar la Palabra en Asia.
7 Estando ya cerca de Misia, intentaron dirigirse a Bitinia, pero no se lo consintió el Espíritu de Jesús.
8 Atravesaron, pues, Misia y bajaron a Tróada.
9 Por la noche Pablo tuvo una visión: Un macedonio estaba de pie suplicándole: «Pasa a Macedonia y ayúdanos.»