Capítulo 20, versos 17-23
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Desde Mileto envió a llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso.
18
Cuando llegaron donde él, les dijo: «Vosotros sabéis cómo me comporté siempre con vosotros, desde el primer día que entré en Asia,
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sirviendo al Señor con toda humildad y lágrimas y con las pruebas que me vinieron por las asechanzas de los judíos
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cómo no me acobardé cuando en algo podía seros útil
21
dando testimonio tanto a judíos como a griegos para que se convirtieran a Dios y creyeran en nuestro Señor Jesús.
22
«Mirad que ahora yo, encadenado en el espíritu, me dirijo a Jerusalén, sin saber lo que allí me sucederá
23
solamente sé que en cada ciudad el Espíritu Santo me testifica que me aguardan prisiones y tribulaciones.