Capítulo 20, verso 30 - Capítulo 21, verso 6
30
y también que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí.
31
Por tanto, vigilad y acordaos que durante tres años no he cesado de amonestaros día y noche con lágrimas a cada uno de vosotros.
32
«Ahora os encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados.
33
«Yo de nadie codicié plata, oro o vestidos.
34
Vosotros sabéis que estas manos proveyeron a mis necesidades y a las de mis compañeros.
35
En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en recibir.»
36
Dicho esto se puso de rodillas y oro con todos ellos.
37
Rompieron entonces todos a llorar y arrojándose al cuello de Pablo, le besaban,
38
afligidos sobre todo por lo que había dicho: que ya no volverían a ver su rostro. Y fueron acompañándole hasta la nave.
Capítulo 21
1
Despidiéndonos de ellos nos hicimos a la mar y navegamos derechamente hasta llegar a Cos
2
Encontramos una nave que partía para Fenicia
3
Avistamos Chipre y, dejándola a la izquierda, íbamos navegando rumbo a Siria
4
Habiendo encontrado a los discípulos nos quedamos allí siete días. Ellos, iluminados por el Espíritu, decían a Pablo que no subiese a Jerusalén.
5
Cuando se nos pasaron aquellos días, salimos y nos pusimos en camino. Todos nos acompañaron con sus mujeres e hijos, hasta las afueras de la ciudad. En la playa nos pusimos de rodillas y oramos
6
nos despedimos unos de otros y subimos a la nave