Capítulo 23, verso 15 - Capítulo 24, verso 13
15
Vosotros por vuestra parte, de acuerdo con el Sanedrín, indicad al tribuno que os lo baje donde vosotros, como si quisierais examinar más a fondo su caso
16
El hijo de la hermana de Pablo se enteró de la celada. Se presentó en el cuartel, entró y se lo contó a Pablo.
17
Pablo llamó a uno de los centuriones y le dijo: «Lleva a este joven donde el tribuno, pues tiene algo que contarle.»
18
El tomó y le presentó al tribuno diciéndole: «Pablo, el preso, me llamó y me rogó que te trajese este joven que tiene algo que decirte.»
19
El tribuno le tomó de la mano, le llevó aparte y le preguntó: «¿Qué es lo que tienes que contarme?»
20
- «Los judíos, contestó, se han concertado para pedirte que mañana bajes a Pablo al Sanedrín con el pretexto de hacer una indagación más a fondo sobre él.
21
Pero tú no les hagas caso, pues le preparan una celada más de cuarenta hombres de entre ellos, que se han comprometido bajo anatema a no comer ni beber hasta haberle dado muerte
22
El tribuno despidió al muchacho dándole esta recomendación: «No digas a nadie que me has denunciado estas cosas.»
23
Después llamó a dos centuriones y les dijo: «Tened preparados para la tercera hora de la noche doscientos soldados, para ir a Cesarea, setenta de caballería y doscientos lanceros.
24
Preparad también cabalgaduras para que monte Pablo
25
Y escribió una carta en estos términos:
26
«Claudio Lisias saluda al excelentísimo procurador Félix.»
27
Este hombre había sido apresado por los judíos y estaban a punto de matarlo cuando, al saber que era romano, acudí yo con la tropa y le libré de sus manos.
28
Queriendo averiguar el crimen de que le acusaban, le bajé a su Sanedrín.
29
Y hallé que le acusaban sobre cuestiones de su Ley, pero que no tenía ningún cargo digno de muerte o de prisión.
30
Pero habiéndome llegado el aviso de que se preparaba una celada contra este hombre, al punto te lo he mandado y he informado además a sus acusadores que formulen sus quejas contra él ante ti.»
31
Los soldados, conforme a lo que se les había ordenado, tomaron a Pablo y lo condujeron de noche a Antipátrida
32
a la mañana siguiente dejaron que los de caballería se fueran con él y ellos se volvieron al cuartel.
33
Al llegar aquéllos a Cesarea, entregaron la carta al procurador y le presentaron también a Pablo.
34
Habiéndola leído, preguntó de qué provincia era y, al saber que era de Cilicia, le dijo:
35
«Te oiré cuando estén también presentes tus acusadores.» Y mandó custodiarle en el pretorio de Herodes.
Capítulo 24
1
Cinco días después bajó el Sumo Sacerdote Ananías con algunos ancianos y un tal Tértulo, abogado, y presentaron ante el procurador acusación contra Pablo.
2
Citado Pablo, Tértulo dio principio a la acusación diciendo: «Gracias a ti gozamos de mucha paz y las mejoras realizadas por tu providencia en beneficio de esta nación,
3
en todo y siempre las reconocemos, excelentísimo Félix, con todo agradecimiento.
4
Pero para no molestarte más, te ruego que nos escuches un momento con tu característica clemencia.
5
Hemos encontrado esta peste de hombre que provoca altercados entre los judíos de toda la tierra y que es el jefe principal de la secta de los nazoreos.
6
Ha intentado además profanar el Templo, pero nosotros le apresamos.
8
Interrogándole, podrás tú llegar a conocer a fondo todas estas cosas de que le acusamos.»
9
Los judíos le apoyaron, afirmando que las cosas eran así.
10
Entonces el procurador concedió la palabra a Pablo y éste respondió: «Yo sé que desde hace muchos años vienes juzgando a esta nación
11
Tú mismo lo puedes comprobar: No hace más de doce días que yo subí a Jerusalén en peregrinación.
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Y ni en el Templo, ni en las sinagogas ni por la ciudad me han encontrado discutiendo con nadie ni alborotando a la gente.
13
Ni pueden tampoco probarte las cosas de que ahora me acusan.