Capítulo 23, versos 18-34
18
El tomó y le presentó al tribuno diciéndole: «Pablo, el preso, me llamó y me rogó que te trajese este joven que tiene algo que decirte.»
19
El tribuno le tomó de la mano, le llevó aparte y le preguntó: «¿Qué es lo que tienes que contarme?»
20
- «Los judíos, contestó, se han concertado para pedirte que mañana bajes a Pablo al Sanedrín con el pretexto de hacer una indagación más a fondo sobre él.
21
Pero tú no les hagas caso, pues le preparan una celada más de cuarenta hombres de entre ellos, que se han comprometido bajo anatema a no comer ni beber hasta haberle dado muerte
22
El tribuno despidió al muchacho dándole esta recomendación: «No digas a nadie que me has denunciado estas cosas.»
23
Después llamó a dos centuriones y les dijo: «Tened preparados para la tercera hora de la noche doscientos soldados, para ir a Cesarea, setenta de caballería y doscientos lanceros.
24
Preparad también cabalgaduras para que monte Pablo
25
Y escribió una carta en estos términos:
26
«Claudio Lisias saluda al excelentísimo procurador Félix.»
27
Este hombre había sido apresado por los judíos y estaban a punto de matarlo cuando, al saber que era romano, acudí yo con la tropa y le libré de sus manos.
28
Queriendo averiguar el crimen de que le acusaban, le bajé a su Sanedrín.
29
Y hallé que le acusaban sobre cuestiones de su Ley, pero que no tenía ningún cargo digno de muerte o de prisión.
30
Pero habiéndome llegado el aviso de que se preparaba una celada contra este hombre, al punto te lo he mandado y he informado además a sus acusadores que formulen sus quejas contra él ante ti.»
31
Los soldados, conforme a lo que se les había ordenado, tomaron a Pablo y lo condujeron de noche a Antipátrida
32
a la mañana siguiente dejaron que los de caballería se fueran con él y ellos se volvieron al cuartel.
33
Al llegar aquéllos a Cesarea, entregaron la carta al procurador y le presentaron también a Pablo.
34
Habiéndola leído, preguntó de qué provincia era y, al saber que era de Cilicia, le dijo: