Hechos de los Apóstoles

Ver da Capítulo Verso Capítulo Verso
[...]   sino escribirles que se abstengan de lo que ha sido contaminado por los ídolos, de la impureza, de los animales estrangulados y de la sangre.   [...]

Hechos de los Apóstoles: capítulo 15, verso 20

Capítulo 23, verso 19 - Capítulo 24, verso 16

19 El tribuno le tomó de la mano, le llevó aparte y le preguntó: «¿Qué es lo que tienes que contarme?»
20 - «Los judíos, contestó, se han concertado para pedirte que mañana bajes a Pablo al Sanedrín con el pretexto de hacer una indagación más a fondo sobre él.
21 Pero tú no les hagas caso, pues le preparan una celada más de cuarenta hombres de entre ellos, que se han comprometido bajo anatema a no comer ni beber hasta haberle dado muerte
22 El tribuno despidió al muchacho dándole esta recomendación: «No digas a nadie que me has denunciado estas cosas.»
23 Después llamó a dos centuriones y les dijo: «Tened preparados para la tercera hora de la noche doscientos soldados, para ir a Cesarea, setenta de caballería y doscientos lanceros.
24 Preparad también cabalgaduras para que monte Pablo
25 Y escribió una carta en estos términos:
26 «Claudio Lisias saluda al excelentísimo procurador Félix.»
27 Este hombre había sido apresado por los judíos y estaban a punto de matarlo cuando, al saber que era romano, acudí yo con la tropa y le libré de sus manos.
28 Queriendo averiguar el crimen de que le acusaban, le bajé a su Sanedrín.
29 Y hallé que le acusaban sobre cuestiones de su Ley, pero que no tenía ningún cargo digno de muerte o de prisión.
30 Pero habiéndome llegado el aviso de que se preparaba una celada contra este hombre, al punto te lo he mandado y he informado además a sus acusadores que formulen sus quejas contra él ante ti.»
31 Los soldados, conforme a lo que se les había ordenado, tomaron a Pablo y lo condujeron de noche a Antipátrida
32 a la mañana siguiente dejaron que los de caballería se fueran con él y ellos se volvieron al cuartel.
33 Al llegar aquéllos a Cesarea, entregaron la carta al procurador y le presentaron también a Pablo.
34 Habiéndola leído, preguntó de qué provincia era y, al saber que era de Cilicia, le dijo:
35 «Te oiré cuando estén también presentes tus acusadores.» Y mandó custodiarle en el pretorio de Herodes.
Capítulo 24
1 Cinco días después bajó el Sumo Sacerdote Ananías con algunos ancianos y un tal Tértulo, abogado, y presentaron ante el procurador acusación contra Pablo.
2 Citado Pablo, Tértulo dio principio a la acusación diciendo: «Gracias a ti gozamos de mucha paz y las mejoras realizadas por tu providencia en beneficio de esta nación,
3 en todo y siempre las reconocemos, excelentísimo Félix, con todo agradecimiento.
4 Pero para no molestarte más, te ruego que nos escuches un momento con tu característica clemencia.
5 Hemos encontrado esta peste de hombre que provoca altercados entre los judíos de toda la tierra y que es el jefe principal de la secta de los nazoreos.
6 Ha intentado además profanar el Templo, pero nosotros le apresamos.
8 Interrogándole, podrás tú llegar a conocer a fondo todas estas cosas de que le acusamos.»
9 Los judíos le apoyaron, afirmando que las cosas eran así.
10 Entonces el procurador concedió la palabra a Pablo y éste respondió: «Yo sé que desde hace muchos años vienes juzgando a esta nación
11 Tú mismo lo puedes comprobar: No hace más de doce días que yo subí a Jerusalén en peregrinación.
12 Y ni en el Templo, ni en las sinagogas ni por la ciudad me han encontrado discutiendo con nadie ni alborotando a la gente.
13 Ni pueden tampoco probarte las cosas de que ahora me acusan.
14 «En cambio te confieso que según el Camino, que ellos llaman secta, doy culto al Dios de mis padres, creo en todo lo que se encuentra en la Ley y está escrito en los Profetas
15 y tengo en Dios la misma esperanza que éstos tienen, de que habrá una resurrección, tanto de los justos como de los pecadores.
16 Por eso yo también me esfuerzo por tener constantemente una conciencia limpia ante Dios y ante los hombres.