Hechos de los Apóstoles

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[...]   Nosotros, terminando la travesía, fuimos de Tiro a Tolemaida   [...]

Hechos de los Apóstoles: capítulo 21, verso 7

Capítulo 27, versos 18-36

18 Y como el temporal seguía sacudiéndonos furiosamente, al día siguiente aligeraron la nave.
19 Y al tercer día con sus propias manos arrojaron al mar el aparejo de la nave.
20 Durante muchos días no apareció el sol ni las estrellas
21 Hacía ya días que no habíamos comido
22 Pero ahora os recomiendo que tengáis buen ánimo
23 Pues esta noche se me ha presentado un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien doy culto,
24 y me ha dicho: "No temas, Pablo
25 Por tanto, amigos, ¡ánimo! Yo tengo fe en Dios de que sucederá tal como se me ha dicho.
26 Iremos a dar en alguna isla.»
27 Era ya la décima cuarta noche que íbamos a la deriva por el Adriático, cuando hacia la media noche presintieron los marineros la proximidad de tierra.
28 Sondearon y hallaron veinte brazas
29 Temerosos de que fuésemos a chocar contra algunos escollos, echaron cuatro anclas desde la popa y esperaban ansiosamente que se hiciese de día.
30 Los marineros intentaban escapar de la nave, y estaban ya arriando el bote con el pretexto de echar los cables de las anclas de proa.
31 Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: «Si no se quedan éstos en la nave, vosotros no os podréis salvar.»
32 Entonces los soldados cortaron las amarras del bote y lo dejaron caer.
33 Mientras esperaban que se hiciera de día, Pablo aconsejaba a todos que tomasen alimento diciendo: «Hace ya catorce días que, en continua expectación, estáis en ayunas, sin haber comido nada.
34 Por eso os aconsejo que toméis alimento, pues os conviene para vuestra propia salvación
35 Diciendo esto, tomó pan, dio gracias a Dios en presencia de todos, lo partió y se puso a comer.
36 Entonces todos los demás se animaron y tomaron también alimento.