Capítulo 27, verso 40 - Capítulo 28, verso 5
40
Soltaron las anclas que dejaron caer al mar
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Pero tropezaron contra un lugar con mar por ambos lados, y encallaron allí la nave
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Los soldados entonces resolvieron matar a los presos, no fuera que alguno se escapase a nado
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pero el centurión, que quería salvar a Pablo, se opuso a su designio y dio orden de que los que supieran nadar se arrojasen los primeros al agua y ganasen la orilla
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y los demás saliesen unos sobre tablones, otros sobre los despojos de la nave. De esta forma todos llegamos a tierra sanos y salvos.
Capítulo 28
1
Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta.
2
Los nativos nos mostraron una humanidad poco común
3
Pablo había reunido una brazada de ramas secas
4
Los nativos, cuando vieron el animal colgado de su mano, se dijeron unos a otros: «Este hombre es seguramente un asesino
5
Pero él sacudió el animal sobre el fuego y no sufrió daño alguno.