Capítulo 27, versos 9-15
9
Había transcurrido bastante tiempo y la navegación era peligrosa, pues incluso había ya pasado el Ayuno. Pablo les advertía:
10
«Amigos, veo que la navegación va a traer gran peligro y grave daño no sólo para el cargamento y la nave, sino también para nuestras propias personas.»
11
Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón que no a las palabras de Pablo.
12
Como el puerto no era a propósito para invernar, la mayoría decidió hacerse a la mar desde allí, por si era posible llegar a Fénica, un puerto de Creta que mira al suroeste y al noroeste, y pasar allí el invierno.
13
Soplaba ligeramente entonces el viento del sur y creyeron que podían poner en práctica su propósito
14
Pero no mucho después se desencadenó un viento huracanado procedente de la isla, llamado Euroaquilón.
15
La nave fue arrastrada y, no pudiendo hacer frente al viento, nos abandonamos a la deriva.