Capítulo 28, versos 3-14
3
Pablo había reunido una brazada de ramas secas
4
Los nativos, cuando vieron el animal colgado de su mano, se dijeron unos a otros: «Este hombre es seguramente un asesino
5
Pero él sacudió el animal sobre el fuego y no sufrió daño alguno.
6
Ellos estaban esperando que se hincharía o que caería muerto de repente
7
En las cercanías de aquel lugar tenía unas propiedades el principal de la isla llamado Publio, quien nos recibió y nos dio amablemente hospedaje durante tres días.
8
Precisamente el padre de Publio se hallaba en cama atacado de fiebres y disentería. Pablo entró a verle, hizo oración, le impuso las manos y le curó.
9
Después de este suceso los otros enfermos de la isla acudieron y fueron curados.
10
Tuvieron para con nosotros toda suerte de consideraciones y a nuestra partida nos proveyeron de lo necesario.
11
Transcurridos tres meses nos hicimos a la mar en una nave alejandrina que había invernado en la isla y llevaba por enseña los Dióscuros.
12
Arribamos a Siracusa y permanecimos allí tres días.
13
Desde allí, costeando, llegamos a Regio. Al día siguiente se levantó el viento del sur, y al cabo de dos días llegamos a Pozzuoli.
14
Encontramos allí hermanos y tuvimos el consuelo de permanecer con ellos siete días. Y así llegamos a Roma.