Capítulo 3, verso 23 - Capítulo 4, verso 25
23
Todo el que no escuche a ese profeta, sea exterminado del pueblo.
24
Y todos los profetas que desde Samuel y sus sucesores han hablado, anunciaron también estos días.
25
«Vosotros sois los hijos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con vuestros padres al decir a Abraham: En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra.
26
Para vosotros en primer lugar ha resucitado Dios a su Siervo y le ha enviado para bendeciros, apartándoos a cada uno de vuestras iniquidades.»
Capítulo 4
1
Estaban hablando al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos,
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molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los muertos.
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Les echaron mano y les pusieron bajo custodia hasta el día siguiente, pues había caído ya la tarde.
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Sin embargo, muchos de los que oyeron la Palabra creyeron
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Al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, ancianos y escribas,
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el Sumo Sacerdote Anás, Caifás, Jonatán, Alejandro y cuantos eran de la estirpe de sumos sacerdotes.
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Les pusieron en medio y les preguntaban: «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho vosotros eso?»
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Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos,
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puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado,
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sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos
11
El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular.
12
Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»
13
Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados. Reconocían, por una parte, que habían estado con Jesús
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y al mismo tiempo veían de pie, junto a ellos, al hombre que había sido curado
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Les mandaron salir fuera del Sanedrín y deliberaban entre ellos.
16
Decían: «¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente para todos los habitantes de Jerusalén, que ellos han realizado una señal manifiesta, y no podemos negarlo.
17
Pero a fin de que esto no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen ya más a nadie en este nombre.»
18
Les llamaron y les mandaron que de ninguna manera hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús.
19
Mas Pedro y Juan les contestaron: «Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios.
20
No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.»
21
Ellos, después de haberles amenazado de nuevo, les soltaron, no hallando manera de castigarles, a causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había occurrido,
22
pues el hombre en quien se había realizado esta señal de curación tenía más de cuarenta años.
23
Una vez libres, vinieron a los suyos y les contaron todo lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y ancianos.
24
Al oírlo, todos a una elevaron su voz a Dios y dijeron: «Señor, tú que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos,
25
tú que has dicho por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, tu siervo: ¿A qué esta agitación de las naciones, estos vanos proyectos de los pueblos?