Capítulo 3, versos 4-10
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Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: «Míranos.»
5
El les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos.
6
Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro
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Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos,
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y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios.
9
Todo el pueblo le vio cómo andaba y alababa a Dios
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le reconocían, pues él era el que pedía limosma sentado junto a la puerta Hermosa del Templo. Y se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que había sucedido.