Hechos de los Apóstoles

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[...]   Al día siguiente nos hicimos a la mar y llegamos a la altura de Quíos   [...]

Hechos de los Apóstoles: capítulo 20, verso 15

Capítulo 6, verso 2 - Capítulo 7, verso 17

2 Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: «No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir a las mesas.
3 Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo
4 mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra.»
5 Pareció bien la propuesta a toda la asamblea y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía
6 los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos.
7 La Palabra de Dios iba creciendo
8 Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba entre el pueblo grandes prodigios y señales.
9 Se levantaron unos de la sinagoga llamada de los Libertos, cirenenses y alejandrinos, y otros de Cilicia y Asia, y se pusieron a disputar con Esteban
10 pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
11 Entonces sobornaron a unos hombres para que dijeran: «Nosotros hemos oído a éste pronunciar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.»
12 De esta forma amotinaron al pueblo, a los ancianos y escribas
13 Presentaron entonces testigos falsos que declararon: «Este hombre no para de hablar en contra del Lugar Santo y de la Ley
14 pues le hemos oído decir que Jesús, ese Nazoreo, destruiría este Lugar y cambiaría las costumbres que Moisés nos ha transmitido.»
15 Fijando en él la mirada todos los que estaban sentados en el Sanedrín, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
Capítulo 7
1 El Sumo Sacerdote preguntó: «¿Es así?»
2 El respondió: «Hermanos y padres, escuchad. El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes de que se estableciese en Jarán
3 y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que yo te muestre.
4 Entonces salió de la tierra de los caldeos y se estableció en Jarán. Y después de morir su padre, Dios le hizo emigrar de allí a esta tierra que vosotros habitáis ahora.
5 Y no le dio en ella en heredad ni la medida de la planta del pie
6 Dios habló así: Tus descendientes residirán como forasteros en tierra extraña y les esclavizarán y les maltratarán durante cuatrocientos años.
7 Pero yo juzgaré -dijo Dios- a la nación a la que sirvan como esclavos, y después saldrán y me darán culto en este mismo lugar.
8 Le dio, además, la alianza de la circuncisión
9 «Los patriarcas, envidiosos de José, le vendieron con destino a Egipto. Pero Dios estaba con él =
10 y le libró de todas sus tribulaciones y le dio gracia y sabiduría ante Faraón, rey de Egipto, quien le nombró gobernador de Egipto y de toda su casa.
11 Sobrevino entonces en todo Egipto y Canaán hambre y gran tribulación
12 Pero al oír Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres una primera vez
13 la segunda vez José se dio a conocer a sus hermanos y conoció Faraón el linaje de José.
14 José envió a buscar a su padre Jacob y a toda su parentela que se componía de 75 personas.
15 Jacob bajó a Egipto donde murió él y también nuestros padres
16 y fueron trasladados a Siquem y depositados en el sepulcro que había comprado Abraham a precio de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquem.
17 «Conforme se iba acercando el tiempo de la promesa que Dios había hecho a Abraham, creció el pueblo y se multiplicó en Egipto,