Capítulo 7, versos 1-8
1
El Sumo Sacerdote preguntó: «¿Es así?»
2
El respondió: «Hermanos y padres, escuchad. El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes de que se estableciese en Jarán
3
y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que yo te muestre.
4
Entonces salió de la tierra de los caldeos y se estableció en Jarán. Y después de morir su padre, Dios le hizo emigrar de allí a esta tierra que vosotros habitáis ahora.
5
Y no le dio en ella en heredad ni la medida de la planta del pie
6
Dios habló así: Tus descendientes residirán como forasteros en tierra extraña y les esclavizarán y les maltratarán durante cuatrocientos años.
7
Pero yo juzgaré -dijo Dios- a la nación a la que sirvan como esclavos, y después saldrán y me darán culto en este mismo lugar.
8
Le dio, además, la alianza de la circuncisión