Capítulo 7, verso 59 - Capítulo 8, verso 8
59
Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
60
Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo esto, se durmió.
Capítulo 8
1
Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria.
2
Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él.
3
Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia
4
Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Buena Nueva de la Palabra.
5
Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo.
6
La gente escuchaba con atención y con un mismo espíritu lo que decía Felipe, porque le oían y veían las señales que realizaba
7
pues de muchos posesos salían los espíritus inmundos dando grandes voces, y muchos paralíticos y cojos quedaron curados.
8
Y hubo una gran alegría en aquella ciudad.