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Ellos, después de despedirse, bajaron a Antioquía, reunieron la asamblea y entregaron la carta.

se acercó a nosotros, tomó el cinturón de Pablo, se ató sus pies y sus manos y dijo: «Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al hombre de quien es este cinturón. Y le entregarán en manos de los gentiles.»

Al llegar aquéllos a Cesarea, entregaron la carta al procurador y le presentaron también a Pablo.

Yo les respondí que no es costumbre de los romanos entregar a un hombre antes de que el acusado tenga ante sí a los acusadores y se le dé la posibilidad de defenderse de la acusación.

Tendo eles então se despedido, partiram para Antioquia e, ajuntando a multidão, entregaram a carta.

E, vindo ter conosco, tomou a cinta de Paulo, e ligando-se os seus próprios pés e mãos, disse: Isto diz o Espírito Santo: Assim ligarão os judeus em Jerusalém o homem de quem é esta cinta, e o entregarão nas mãos dos gentios.

Os quais, logo que chegaram a Cesaréia, e entregaram a carta ao presidente, lhe apresentaram Paulo.

Aos quais respondi não ser costume dos romanos entregar algum homem à morte, sem que o acusado tenha presentes os seus acusadores, e possa defender-se da acusação.

E, como se determinou que havíamos de navegar para a Itália, entregaram Paulo, e alguns outros presos, a um centurião por nome Júlio, da coorte augusta.