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«Ya sé yo, hermanos, que obrasteis por ignorancia, lo mismo que vuestros jefes.

Al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, ancianos y escribas,

Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos,

Después de la lectura de la Ley y los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.»

Los habitantes de Jerusalén y sus jefes cumplieron, sin saberlo, las Escrituras de los profetas que se leen cada sábado

Como se alzasen judíos y gentiles con sus jefes para ultrajarles y apedrearles,