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Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro

y fueron trasladados a Siquem y depositados en el sepulcro que había comprado Abraham a precio de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquem.

«Si somos, pues, del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea algo semejante al oro, la plata o la piedra, modelados por el arte y el ingenio humano.

Bastantes de los que habían practicado la magia reunieron los libros y los quemaron delante de todos. Calcularon el precio de los libros y hallaron que subía a 50.000 monedas de plata.

Cierto platero, llamado Demetrio, que labraba en plata templetes de Artemisa y proporcionaba no pocas ganancias a los artífices,

«Yo de nadie codicié plata, oro o vestidos.