Search results
Term: sent • Found: 237
E come essi avevano ancora gli occhi fissi in cielo mentr'egli se ne andava, ecco due uomini in bianche vesti presentarsi,
I re della terra si presentarono, e i principi si son radunati insieme contro al Signore e contro al suo Cristo. -
E adesso, Signore, tieni presente le loro minacce, e concedi a' tuoi servi d'annunziar la tua parola con tutta franchezza,
«Andate, presentatevi nel tempio, annunciando al popolo tutte queste parole di vita».
Ed ecco si presenta uno che dice: «Badate, gli uomini che metteste in prigione, son già nel tempio ad ammaestrare il popolo!».
Avutili dunque a sé, li presentarono al Sinedrio; e il sommo sacerdote li ammonì,
E li presentarono agli apostoli; i quali, pregando, imposero loro le mani.
presentando dei falsi testimoni, che dicevano: «Quest'uomo non cessa di profferir parole contro il luogo santo e contro la legge.
Noi gli abbiam sentito dire che Gesù, quel Nazareno, distruggerà questo luogo e muterà i riti che Mosé ci ha tramandati».
Poi, caduto ginocchioni, gridò a gran voce: «Signore, non imputar loro questo peccato». E, detto questo, si addormentò nel Signore. E Saulo consentì alla morte di lui.
Poi, datale una mano, la fece alzare; e, chiamati i santi e le vedove, la presentò viva.
E sentendo fame, desiderava di prender cibo; e, mentre glielo preparavano, fu rapito in estasi;
Or mentre Pietro stava incerto tra sé sul significato della visione avuta ecco gli uomini mandati da Cornelio, i quali, informatisi della casa di Simone, si presentarono alla porta.
Ed ecco che in quell'istante tre uomini, mandatimi da Cesarea, si presentarono alla casa dov'io ero.
Egli ci raccontò d'aver visto là presentarglisi un angelo a dirgli: - Manda a Joppe, e fa' chiamar Simone, soprannominato Pietro,
Or proprio la notte precedente al giorno che Erode aveva stabilito di offrirlo al popolo, Pietro, legato con due catene, dormiva tra due soldati; e le sentinelle alla porta custodivano la prigione.
Lo stesso Erode, fattolo cercare e non avendolo trovato, volle interrogar le sentinelle, e le condannò al supplizio. Poi, lasciata la Giudea, andò a stare in Cesarea.
Egli era irritato contro que' di Tiro e di Sidone; i quali di comune consenso si presentarono a lui, e, guadagnatosi Blasto ciambellano del re, chiesero un accomodamento, perché il loro paese traeva i viveri da quello di lui.
Il sabato seguente, quasi tutta la città si radunò per sentire la parola di Dio.
li presentarono ai giudici dicendo: «Questi uomini metton sossopra la nostra città; son dei Giudei,
Or mentre Paolo li aspettava in Atene, sentivasi dentro nell'anima indignato a veder la città dedita all'idolatria.
Sentita però la risurrezione de' morti, alcuni se ne fecero beffe; altri dissero: «Di questo t'udiremo un'altra volta».
e siccome questi lo pregavano di fermarsi più a lungo, Paolo non acconsentì;
domandò loro: «Nel divenire credenti, riceveste voi lo Spirito Santo?». Gli risposero: «Non abbiamo neppur sentito dire che ci sia lo Spirito Santo».
Anche Paolo voleva presentarsi al popolo, ma lo trattennero i discepoli.
E avendo colui acconsentito, Paolo, ritto in piè sulla scalinata, fece segno con la mano al popolo, e, fattosi gran silenzio, parlò loro in lingua ebraica così:
E legato che l'ebbero con cinghie, Paolo disse al centurione che era lì presente: «V'è egli lecito di flagellare un uomo Romano, neppur condannato?».
E quelli, giunti a Cesarea, consegnarono la lettera al governatore e gli presentarono anche Paolo.
Qualche giorno dopo, venne Felice con Drusilla sua moglie, che era giudea, e, mandato a chiamar Paolo, lo volle sentir parlare della fede in Cristo Gesù.
E i capi dei sacerdoti e i più ragguardevoli de' Giudei gli si presentarono contro Paolo; e lo pregavano,
I suoi accusatori, presentatisi, non gli attribuivano alcun delitto di quelli ch'io sospettavo;
E Festo disse: «Re Agrippa, e tutti che siete qui presenti, voi vedete quest'uomo contro il quale tutta la moltitudine de' Giudei s'è rivolta a me in Gerusalemme, gridando non esser più degno di vivere.
Ma egli, scossa la bestia nel fuoco, non ne risentì male alcuno.
Or avvenne che il padre di questo Publio stava a letto, malato di febbre, e di dissenteria. Paolo entrò da lui, e, dopo aver pregato gli impose le mani e lo guarì.
Vorremmo però sentire da te come la pensi; perché ci è noto, di codesta setta, che da per tutto suscita opposizione».
A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios.
Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí:
Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías.
Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: «Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras:
«Hermanos, permitidme que os diga con toda libertad cómo el patriarca David murió y fue sepultado y su tumba permanece entre nosotros hasta el presente.
Pero como él era profeta y sabía que Dios le había asegurado con juramento que se sentaría en su trono un descendiente de su sangre,
le reconocían, pues él era el que pedía limosma sentado junto a la puerta Hermosa del Templo. Y se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que había sucedido.
Estaban hablando al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos,
Se han presentado los reyes de la tierra y los magistrados se han aliado contra el Señor y contra su Ungido.
«Id, presentaos en el Templo y decid al pueblo todo lo referente a esta Vida.»
Se presentó entonces uno que les dijo: «Mirad, los hombres que pusisteis en prisión están en el Templo y enseñan al pueblo.»
Les trajeron, pues, y les presentaron en el Sanedrín. El Sumo Sacerdote les interrogó
Os digo, pues, ahora: desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si esta idea o esta obra es de los hombres, se destruirá
los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos.
Presentaron entonces testigos falsos que declararon: «Este hombre no para de hablar en contra del Lugar Santo y de la Ley
Fijando en él la mirada todos los que estaban sentados en el Sanedrín, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
Al día siguiente se les presentó mientras estaban peleándose y trataba de ponerles en paz diciendo: "Amigos, que sois hermanos, ¿por qué os maltratáis uno a otro?"
regresaba sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías.
El contestó: «¿Cómo lo puedo entender si nadie me hace de guía?» Y rogó a Felipe que subiese y se sentase con él.
Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote,
Entonces Bernabé le tomó y le presentó a los apóstoles y les contó cómo había visto al Señor en el camino y que le había hablado y cómo había predicado con valentía en Damasco en el nombre de Jesús.
Pedro partió inmediatamente con ellos. Así que llegó le hicieron subir a la estancia superior y se le presentaron todas las viudas llorando y mostrando las túnicas y los mantos que Dorcás hacía mientras estuvo con ellas.
Pedro le dio la mano y la levantó. Llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva.
Estaba Pedro perplejo pensando qué podría significar la visión que había visto, cuando los hombres enviados por Cornelio, después de preguntar por la casa de Simón, se presentaron en la puerta
Cornelio contestó: «Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo haciendo la oración de nona en mi casa, y de pronto se presentó delante de mí un varón con vestidos resplandecientes,
«En aquel momento se presentaron tres hombres en la casa donde nosotros estábamos, enviados a mí desde Cesarea.
El nos contó cómo había visto un ángel que se presentó en su casa y le dijo: "Manda a buscar en Joppe a Simón, llamado Pedro,
Le apresó, pues, le encarceló y le confió a cuatro escuadras de cuatro soldados para que le custodiasen, con la intención de presentarle delante del pueblo después de la Pascua.
Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas
De pronto se presentó el Angel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate aprisa.» Y cayeron las cadenas de sus manos.
Estaba Herodes fuertemente irritado con los de Tiro y Sidón. Estos, de común acuerdo, se le presentaron y habiéndose ganado a Blasto, camarlengo del rey, solicitaban hacer las paces, pues su país se abastecía del país del rey.
El día señalado, Herodes, regiamente vestido y sentado en la tribuna, les arengaba.
Había allí, sentado, un hombre tullido de pies, cojo de nacimiento y que nunca había andado.
El sábado salimos fuera de la puerta, a la orilla de un río, donde suponíamos que habría un sitio para orar. Nos sentamos y empezamos a hablar a las mujeres que habían concurrido.
los presentaron a los pretores y dijeron: «Estos hombres alborotan nuestra ciudad
Pero los judíos, llenos de envidia, reunieron a gente maleante de la calle, armaron tumultos y alborotaron la ciudad. Se presentaron en casa de Jasón buscándolos para llevarlos ante el pueblo.
Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante los magistrados de la ciudad gritando: «Esos que han revolucionado todo el mundo se han presentado también aquí,
Pablo quiso entrar y presentarse al pueblo, pero se lo impidieron los discípulos.
Un joven, llamado Eutico, estaba sentado en el borde de la ventana
En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en recibir.»
Entonces Pablo tomó al día siguiente a los hombres, y habiéndose purificado con ellos, entró en el Templo para declarar el cumplimiento del plazo de los días de la purificación cuando se había de presentar la ofrenda por cada uno de ellos.
vino a verme, y presentándose ante mí me dijo: "Saúl, hermano, recobra la vista." Y en aquel momento le pude ver.
y cuando se derramó la sangre de tu testigo Esteban, yo también me hallaba presente, y estaba de acuerdo con los que le mataban y guardaba sus vestidos."
Estos, pues, se presentaron a los sumos sacerdotes y a los ancianos y le dijeron: «Bajo anatema nos hemos comprometido a no probar cosa alguna hasta que no hayamos dado muerte a Pablo.
El hijo de la hermana de Pablo se enteró de la celada. Se presentó en el cuartel, entró y se lo contó a Pablo.
El tomó y le presentó al tribuno diciéndole: «Pablo, el preso, me llamó y me rogó que te trajese este joven que tiene algo que decirte.»
Al llegar aquéllos a Cesarea, entregaron la carta al procurador y le presentaron también a Pablo.
«Te oiré cuando estén también presentes tus acusadores.» Y mandó custodiarle en el pretorio de Herodes.
Cinco días después bajó el Sumo Sacerdote Ananías con algunos ancianos y un tal Tértulo, abogado, y presentaron ante el procurador acusación contra Pablo.
«Al cabo de muchos años he venido a traer limosnas a los de mi nación y a presentar ofrendas.
Y fueron algunos judíos de Asia... - que son los que debieran presentarse ante ti y acusarme si es que tienen algo contra mí
Los sumos sacerdotes y los principales de los judíos le presentaron acusación contra Pablo e insistentemente
Después de pasar entre ellos no más de ocho o diez días, bajó a Cesarea y al día siguiente se sentó en el tribunal y mandó traer a Pablo.
Así que éste se presentó le rodearon los judíos que habían bajado de Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, que no podían probar.
Estando yo en Jerusalén presentaron contra él acusación los sumos sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo contra él sentencia condenatoria.
Ellos vinieron aquí juntamente conmigo, y sin dilación me senté al día siguiente en el tribunal y mandé traer al hombre.
Los acusadores comparecieron ante él, pero no presentaron ninguna acusación de los crímenes que yo sospechaba
Festo dijo: «Rey Agripa y todos los aquí presentes
Con el auxilio de Dios hasta el presente me he mantenido firme dando testimonio a pequeños y grandes sin decir cosa que esté fuera de lo que los profetas y el mismo Moisés dijeron que había de suceder:
El rey, el procurador, Berenice y los que con ellos estaban sentados se levantaron,
Pues esta noche se me ha presentado un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien doy culto,
Precisamente el padre de Publio se hallaba en cama atacado de fiebres y disentería. Pablo entró a verle, hizo oración, le impuso las manos y le curó.
Ils en présentèrent deux : Joseph appelé Barsabbas, surnommé Justus, et Matthias.
Alors Pierre, se présentant avec les onze, éleva la voix, et leur parla en ces termes : Hommes Juifs, et vous tous qui séjournez à Jérusalem, sachez ceci, et prêtez l’oreille à mes paroles !
Tu m’as fait connaître les sentiers de la vie,
"tu me rempliras de joie par ta présence."
sachez-le tous, et que tout le peuple d’Israël le sache ! C’est par le nom de Jésus-Christ de Nazareth, que vous avez crucifié, et que Dieu a ressuscité des morts, c’est par lui que cet homme se présente en pleine santé devant vous.
La multitude de ceux qui avaient cru n’était qu’un cœur et qu’une âme. Nul ne disait que ses biens lui appartinssent en propre, mais tout était commun entre eux.
Nous sommes témoins de ces choses, de même que le Saint-Esprit, que Dieu a donné à ceux qui lui obéissent.
Ils les présentèrent aux apôtres, qui, après avoir prié, leur imposèrent les mains.
Ce roi, usant d’artifice contre notre race, maltraita nos pères, au point de leur faire exposer leurs enfants, pour qu’ils ne vécussent pas.
Ceux-ci, arrivés chez les Samaritains, prièrent pour eux, afin qu’ils reçussent le Saint-Esprit.
Saul se releva de terre, et, quoique ses yeux fussent ouverts, il ne voyait rien
Il lui donna la main, et la fit lever. Il appela ensuite les saints et les veuves, et la leur présenta vivante.
Tandis que Pierre ne savait en lui-même que penser du sens de la vision qu’il avait eue, voici, les hommes envoyés par Corneille, s’étant informés de la maison de Simon, se présentèrent à la porte,
Et il ordonna qu’ils fussent baptisés au nom du Seigneur. Sur quoi ils le prièrent de rester quelques jours auprès d’eux.
Et voici, aussitôt trois hommes envoyés de Césarée vers moi se présentèrent devant la porte de la maison où j’étais.
Cet homme nous raconta comment il avait vu dans sa maison l’ange se présentant à lui et disant : Envoie à Joppé, et fais venir Simon, surnommé Pierre,
Car les habitants de Jérusalem et leurs chefs ont méconnu Jésus, et, en le condamnant, ils ont accompli les paroles des prophètes qui se lisent chaque sabbat.
Quoiqu’ils ne trouvassent en lui rien qui fût digne de mort, ils ont demandé à Pilate de le faire mourir.
Une grande discussion s’étant engagée, Pierre se leva, et leur dit : Hommes frères, vous savez que dès longtemps Dieu a fait un choix parmi vous, afin que, par ma bouche, les païens entendissent la parole de l’Évangile et qu’ils crussent.
C’est pourquoi je suis d’avis qu’on ne crée pas des difficultés à ceux des païens qui se convertissent à Dieu,
Ce dissentiment fut assez vif pour être cause qu’ils se séparèrent l’un de l’autre. Et Barnabas, prenant Marc avec lui, s’embarqua pour l’île de Chypre.
Ils les présentèrent aux préteurs, en disant : Ces hommes troublent notre ville
Ils agissent tous contre les édits de César, disant qu’il y a un autre roi, Jésus.
Ces Juifs avaient des sentiments plus nobles que ceux de Thessalonique
Comme Paul les attendait à Athènes, il sentait au dedans de lui son esprit s’irriter, à la vue de cette ville pleine d’idoles.
Il a fait que tous les hommes, sortis d’un seul sang, habitassent sur toute la surface de la terre, ayant déterminé la durée des temps et les bornes de leur demeure
il a voulu qu’ils cherchassent le Seigneur, et qu’ils s’efforçassent de le trouver en tâtonnant, bien qu’il ne soit pas loin de chacun de nous,
Mais il n’y consentit point, et il prit congé d’eux, en disant : Il faut absolument que je célèbre la fête prochaine à Jérusalem. Je reviendrai vers vous, si Dieu le veut. Et il partit d’Éphèse.
Paul voulait se présenter devant le peuple, mais les disciples l’en empêchèrent
prends-les avec toi, purifie-toi avec eux, et pourvois à leur dépense, afin qu’ils se rasent la tête. Et ainsi tous sauront que ce qu’ils ont entendu dire sur ton compte est faux, mais que toi aussi tu te conduis en observateur de la loi.
À l’égard des païens qui ont cru, nous avons décidé et nous leur avons écrit qu’ils eussent à s’abstenir des viandes sacrifiées aux idoles, du sang, des animaux étouffés, et de l’impudicité.
Alors Paul prit ces hommes, se purifia, et entra le lendemain dans le temple avec eux, pour annoncer à quel jour la purification serait accomplie et l’offrande présentée pour chacun d’eux.
Or, un nommé Ananias, homme pieux selon la loi, et de qui tous les Juifs demeurant à Damas rendaient un bon témoignage, vint se présenter à moi,
lorsqu’on répandit le sang d’Étienne, ton témoin, j’étais moi-même présent, joignant mon approbation à celle des autres, et gardant les vêtements de ceux qui le faisaient mourir.
Lorsqu’on l’eut exposé au fouet, Paul dit au centenier qui était présent : Vous est-il permis de battre de verges un citoyen romain, qui n’est pas même condamné ?
Car les sadducéens disent qu’il n’y a point de résurrection, et qu’il n’existe ni ange ni esprit, tandis que les pharisiens affirment les deux choses.
Quand le jour fut venu, les Juifs formèrent un complot, et firent des imprécations contre eux-mêmes, en disant qu’ils s’abstiendraient de manger et de boire jusqu’à ce qu’ils eussent tué Paul.
Ne les écoute pas, car plus de quarante d’entre eux lui dressent un guet-apens, et se sont engagés, avec des imprécations contre eux-mêmes, à ne rien manger ni boire jusqu’à ce qu’ils l’aient tué
Informé que les Juifs lui dressaient des embûches, je te l’ai aussitôt envoyé, en faisant savoir à ses accusateurs qu’ils eussent à s’adresser eux-mêmes à toi. Adieu.
Arrivés à Césarée, les cavaliers remirent la lettre au gouverneur, et lui présentèrent Paul.
Et ils ne sauraient prouver ce dont ils m’accusent maintenant.
Après une absence de plusieurs années, je suis venu pour faire des aumônes à ma nation, et pour présenter des offrandes.
Que les principaux d’entre vous descendent avec moi, dit-il, et s’il y a quelque chose de coupable en cet homme, qu’ils l’accusent.
Les accusateurs, s’étant présentés, ne lui imputèrent rien de ce que je supposais
Alors Festus dit : Roi Agrippa, et vous tous qui êtes présents avec nous, vous voyez cet homme au sujet duquel toute la multitude des Juifs s’est adressée à moi, soit à Jérusalem, soit ici, en s’écriant qu’il ne devait plus vivre.
afin que tu leur ouvres les yeux, pour qu’ils passent des ténèbres à la lumière et de la puissance de Satan à Dieu, pour qu’ils reçoivent, par la foi en moi, le pardon des péchés et l’héritage avec les sanctifiés.
Paul secoua l’animal dans le feu, et ne ressentit aucun mal.
Le père de Publius était alors au lit, malade de la fièvre et de la dysenterie
Die nun seyn wort gerne an namen, liessen sich teuffen, vnd wurden hyntzu than an dem tage bey drey tausent seelen.
Aber viel vnter denen, die dem wortt zu horeten, wurden glewbig, vnd wart die zal der menner bey funff taussent.
Viel aber die da furwitzige kunst trieben hatten, brachten die bucher zu sammen, vnd verbrantten sie offentlich, vnd vbirrechneten yhre kost, vnnd funden des gelts funfftzig tausent pfennig,
Da sie aber das horeten, preyseten sie den herrn, vnnd sprachen zu yhm, Bruder, du sihest, wie viel thausent Juden sind, die glewbig worden sind, vnnd sind alle eyfferer vber dem gesetz,
Bistu nit der Egypter, der fur disen tagen eyn auffruhr gemacht hast, vnd furetest ynn die wusten hynaus viertausent meuchel morder?
God, having raised up his servant, Jesus, sent him to you first, to bless you, in turning away everyone of you from your wickedness.”
When they heard this, they entered into the temple about daybreak, and taught. But the high priest came, and those who were with him, and called the council together, and all the senate of the children of Israel, and sent to the prison to have them brought.
But when Jacob heard that there was grain in Egypt, he sent out our fathers the first time.
Joseph sent, and summoned Jacob, his father, and all his relatives, seventy-five souls.
“This Moses, whom they refused, saying, ‘Who made you a ruler and a judge?’—God has sent him as both a ruler and a deliverer by the hand of the angel who appeared to him in the bush.
Saul was consenting to his death. A great persecution arose against the assembly which was in Jerusalem in that day. They were all scattered abroad throughout the regions of Judea and Samaria, except for the apostles.
Now when the apostles who were at Jerusalem heard that Samaria had received the word of God, they sent Peter and John to them,
Ananias departed, and entered into the house. Laying his hands on him, he said, “Brother Saul, the Lord, who appeared to you on the road by which you came, has sent me, that you may receive your sight, and be filled with the Holy Spirit.”
When the brothers knew it, they brought him down to Caesarea, and sent him off to Tarsus.
As Lydda was near Joppa, the disciples, hearing that Peter was there, sent two men to him, imploring him not to delay in coming to them.
He gave her his hand, and raised her up. Calling the saints and widows, he presented her alive.
Having explained everything to them, he sent them to Joppa.
Now while Peter was very perplexed in himself what the vision which he had seen might mean, behold, the men who were sent by Cornelius, having made inquiry for Simon’s house, stood before the gate,
Therefore also I came without complaint when I was sent for. I ask therefore, why did you send for me?”
Therefore I sent to you at once, and it was good of you to come. Now therefore we are all here present in the sight of God to hear all things that have been commanded you by God.”
The word which he sent to the children of Israel, preaching good news of peace by Jesus Christ—he is Lord of all—
Behold, immediately three men stood before the house where I was, having been sent from Caesarea to me.
The report concerning them came to the ears of the assembly which was in Jerusalem. They sent out Barnabas to go as far as Antioch,
When Peter had come to himself, he said, “Now I truly know that the Lord has sent out his angel and delivered me out of the hand of Herod, and from everything the Jewish people were expecting.”
Then, when they had fasted and prayed and laid their hands on them, they sent them away.
So, being sent out by the Holy Spirit, they went down to Seleucia. From there they sailed to Cyprus.
After the reading of the law and the prophets, the rulers of the synagogue sent to them, saying, “Brothers, if you have any word of exhortation for the people, speak.”
Brothers, children of the stock of Abraham, and those among you who fear God, the word of this salvation is sent out to you.
They, being sent on their way by the assembly, passed through both Phoenicia and Samaria, declaring the conversion of the Gentiles. They caused great joy to all the brothers.
We have sent therefore Judas and Silas, who themselves will also tell you the same things by word of mouth.
So, when they were sent off, they came to Antioch. Having gathered the multitude together, they delivered the letter.
After they had spent some time there, they were sent back with greetings from the brothers to the apostles.
But when it was day, the magistrates sent the sergeants, saying, “Let those men go.”
The jailer reported these words to Paul, saying, “The magistrates have sent to let you go
The brothers immediately sent Paul and Silas away by night to Beroea. When they arrived, they went into the Jewish synagogue.
Then the brothers immediately sent out Paul to go as far as to the sea, and Silas and Timothy still stayed there.
Having sent into Macedonia two of those who served him, Timothy and Erastus, he himself stayed in Asia for a while.
Certain also of the Asiarchs, being his friends, sent to him and begged him not to venture into the theater.
After the uproar had ceased, Paul sent for the disciples, took leave of them, and departed to go into Macedonia.
From Miletus he sent to Ephesus, and called to himself the elders of the assembly.
When the blood of Stephen, your witness, was shed, I also was standing by, and consenting to his death, and guarding the cloaks of those who killed him.’
When I was told that the Jews lay in wait for the man, I sent him to you immediately, charging his accusers also to bring their accusations against him before you. Farewell.”
When they came to Caesarea and delivered the letter to the governor, they also presented Paul to him.
But after some days, Felix came with Drusilla, his wife, who was a Jewess, and sent for Paul, and heard him concerning the faith in Christ Jesus.
Meanwhile, he also hoped that money would be given to him by Paul, that he might release him. Therefore also he sent for him more often, and talked with him.
about whom, when I was at Jerusalem, the chief priests and the elders of the Jews informed me, asking for a sentence against him.
Festus said, “King Agrippa, and all men who are here present with us, you see this man, about whom all the multitude of the Jews petitioned me, both at Jerusalem and here, crying that he ought not to live any longer.
It happened that the father of Publius lay sick of fever and dysentery. Paul entered in to him, prayed, and laying his hands on him, healed him.
“Be it known therefore to you, that the salvation of God is sent to the nations. They will also listen.”
Aos quais também, depois de ter padecido, se apresentou vivo, com muitas e infalíveis provas, sendo visto por eles por espaço de quarenta dias, e falando das coisas concernentes ao reino de Deus.
E, estando com eles, determinou-lhes que não se ausentassem de Jerusalém, mas que esperassem a promessa do Pai, que (disse ele) de mim ouvistes.
E apresentaram dois: José, chamado Barsabás, que tinha por sobrenome o Justo, e Matias.
E de repente veio do céu um som, como de um vento veemente e impetuoso, e encheu toda a casa em que estavam assentados.
Sendo, pois, ele profeta, e sabendo que Deus lhe havia prometido com juramento que do fruto de seus lombos, segundo a carne, levantaria o Cristo, para o assentar sobre o seu trono,
Porque Davi não subiu aos céus, mas ele próprio diz: Disse o Senhor ao meu Senhor: Assenta-te à minha direita,
E conheciam-no, pois era ele o que se assentava a pedir esmola à porta Formosa do templo
Ide e apresentai-vos no templo, e dizei ao povo todas as palavras desta vida.
E, trazendo-os, os apresentaram ao conselho. E o sumo sacerdote os interrogou,
E os apresentaram ante os apóstolos, e estes, orando, lhes impuseram as mãos.
E apresentaram falsas testemunhas, que diziam: Este homem não cessa de proferir palavras blasfemas contra este santo lugar e a lei
Então todos os que estavam assentados no conselho, fixando os olhos nele, viram o seu rosto como o rosto de um anjo.
E também Saulo consentiu na morte dele. E fez-se naquele dia uma grande perseguição contra a igreja que estava em Jerusalém
Regressava e, assentado no seu carro, lia o profeta Isaías.
E ele disse: Como poderei entender, se alguém não me ensinar? E rogou a Filipe que subisse e com ele se assentasse.
Mas Pedro, fazendo sair a todos, pôs-se de joelhos e orou: e, voltando-se para o corpo, disse: Tabita, levanta-te. E ela abriu os olhos, e, vendo a Pedro, assentou-se.
E ele, dando-lhe a mão, a levantou e, chamando os santos e as viúvas, apresentou-lha viva.
E eis que diante de mim se apresentou um homem com vestes resplandecentes, e disse: Cornélio, a tua oração foi ouvida, e as tuas esmolas estão em memória diante de Deus.
E logo mandei chamar-te, e bem fizeste em vir. Agora, pois, estamos todos presentes diante de Deus, para ouvir tudo quanto por Deus te é mandado.
Estando eu orando na cidade de Jope, tive, num arrebatamento dos sentidos, uma visão
E, havendo-o prendido, o encerrou na prisão, entregando-o a quatro quaternos de soldados, para que o guardassem, querendo apresentá-lo ao povo depois da páscoa.
E num dia designado, vestindo Herodes as vestes reais, estava assentado no tribunal e lhes fez uma prática.
E eles, saindo de Perge, chegaram a Antioquia, da Pisídia, e, entrando na sinagoga, num dia de sábado, assentaram-se
E estava assentado em Listra certo homem leso dos pés, coxo desde o ventre de sua mãe, o qual nunca tinha andado.
E, havendo-lhes, por comum consentimento, eleito anciãos em cada igreja, orando com jejuns, os encomendaram ao Senhor em quem haviam crido.
E Paulo teve de noite uma visão, em que se apresentou um homem da Macedónia, e lhe rogou, dizendo: Passa à Macedônia, e ajuda-nos.
E, apresentando-os aos magistrados, disseram: Estes homens, sendo judeus, perturbaram a nossa cidade,
De sorte que disputava na sinagoga com os judeus e religiosos, e todos os dias na praça com os que se apresentavam.
E, querendo Paulo apresentar-se ao povo, não lho permitiram os discípulos.
E também alguns dos principais da Ásia, que eram seus amigos, lhe rogaram que não se apresentasse no teatro.
E, estando um certo jovem, por nome Êutico, assentado numa janela, caiu do terceiro andar, tomado de um sono profundo que lhe sobreveio durante o extenso discurso de Paulo
Vindo ter comigo, e apresentando-se, disse-me: Saulo, irmão, recobra a vista. E naquela mesma hora o vi.
E quando o sangue de Estêvão, tua testemunha, se derramava, também eu estava presente, e consentia na sua morte, e guardava as capas dos que o matavam.
E na noite seguinte, apresentando-se-lhe o Senhor, disse: Paulo, tem ânimo
Os quais, logo que chegaram a Cesaréia, e entregaram a carta ao presidente, lhe apresentaram Paulo.
Os quais convinha que estivessem presentes perante ti, e me acusassem, se alguma coisa contra mim tivessem.
Por cujo respeito os principais dos sacerdotes e os anciãos dos judeus, estando eu em Jerusalém, compareceram perante mim, pedindo sentença contra ele.
Aos quais respondi não ser costume dos romanos entregar algum homem à morte, sem que o acusado tenha presentes os seus acusadores, e possa defender-se da acusação.
De sorte que, chegando eles aqui juntos, no dia seguinte, sem fazer dilação alguma, assentado no tribunal, mandei que trouxessem o homem.
Acerca do qual, estando presentes os acusadores, nenhuma coisa apontaram daquelas que eu suspeitava.
E Festo disse: Rei Agripa, e todos os senhores que estais presentes conosco
E, dizendo ele isto, levantou-se o rei, o presidente, e Berenice, e os que com eles estavam assentados.
E aconteceu estar de cama enfermo de febre e disenteria o pai de Públio, que Paulo foi ver, e, havendo orado, pôs as mãos sobre ele, e o curou.
No entanto bem quiséramos ouvir de ti o que sentes