Search results
Term: tido • Found: 38
Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco
Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís.
El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular.
¿Es que mientras lo tenías no era tuyo, y una vez vendido no podías disponer del precio? ¿Por qué determinaste en tu corazón hacer esto? Nos has mentido a los hombres, sino a Dios.»
pues le hemos oído decir que Jesús, ese Nazoreo, destruiría este Lugar y cambiaría las costumbres que Moisés nos ha transmitido.»
le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo.
Pedro permaneció en Joppe bastante tiempo en casa de un tal Simón, curtidor.
Este se hospeda en casa de un tal Simón, curtidor, que tiene la casa junto al mar.»
Y les dijo: «Vosotros sabéis que no le está permitido a un judío juntarse con un extranjero ni entrar en su casa
Cornelio contestó: «Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo haciendo la oración de nona en mi casa, y de pronto se presentó delante de mí un varón con vestidos resplandecientes,
envía, pues, a Joppe y haz llamar a Simón, llamado Pedro, que se hospeda en casa de Simón el curtidor, junto al mar."
El día señalado, Herodes, regiamente vestido y sentado en la tribuna, les arengaba.
Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestidos y se lanzaron en medio de la gente gritando:
Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían realizado.
Como ellos se opusiesen y profiriesen blasfemias, sacudió sus vestidos y les dijo: «Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza
«Yo de nadie codicié plata, oro o vestidos.
y cuando se derramó la sangre de tu testigo Esteban, yo también me hallaba presente, y estaba de acuerdo con los que le mataban y guardaba sus vestidos."
Vociferaban, agitaban sus vestidos y arrojaban polvo al aire.
Se levantó, pues, un gran griterío. Se pusieron en pie algunos escribas del partido de los fariseos y se oponían diciendo: «Nosotros no hallamos nada malo en este hombre. ¿Y si acaso le habló algún espíritu o un ángel?»
Eran más de cuarenta los comprometidos en esta conjuración.
Estos, pues, se presentaron a los sumos sacerdotes y a los ancianos y le dijeron: «Bajo anatema nos hemos comprometido a no probar cosa alguna hasta que no hayamos dado muerte a Pablo.
Pero tú no les hagas caso, pues le preparan una celada más de cuarenta hombres de entre ellos, que se han comprometido bajo anatema a no comer ni beber hasta haberle dado muerte
Pablo se defendía diciendo: «Yo no he cometido falta alguna ni contra la Ley de los judíos ni contra el Templo ni contra el César.»
Si, pues, soy reo de algún delito o he cometido algún crimen que merezca la muerte, no rehúso morir
E, estando com os olhos fitos no céu, enquanto ele subia, eis que junto deles se puseram dois homens vestidos de branco.
Ao qual Deus ressuscitou, soltas as ânsias da morte, pois não era possível que fosse retido por ela
Sendo, pois, ele profeta, e sabendo que Deus lhe havia prometido com juramento que do fruto de seus lombos, segundo a carne, levantaria o Cristo, para o assentar sobre o seu trono,
E as multidões unanimemente prestavam atenção ao que Filipe dizia, porque ouviam e viam os sinais que ele fazia
E ficou muitos dias em Jope, com um certo Simão curtidor.
Este está com um certo Simão curtidor, que tem a sua casa junto do mar. Ele te dirá o que deves fazer.
Estando eu orando na cidade de Jope, tive, num arrebatamento dos sentidos, uma visão
E as multidões, vendo o que Paulo fizera, levantaram a sua voz, dizendo em língua licaónica: Fizeram-se os deuses semelhantes aos homens, e desceram até nós.
E, dizendo isto, com dificuldade impediram que as multidões lhes sacrificassem.
Tendo tido Paulo e Barnabé não pequena discussão e contenda contra eles, resolveu-se que Paulo e Barnabé, e alguns dentre eles, subissem a Jerusalém, aos apóstolos e aos anciãos, sobre aquela questão.
Mas, logo que os judeus de Tessalônica souberam que a palavra de Deus também era anunciada por Paulo em Beréia, foram lá, e excitaram as multidões.
E, quando iam a introduzir Paulo na fortaleza, disse Paulo ao tribuno: É-me permitido dizer-te alguma coisa? E ele disse: Sabes o grego?
E, havendo-lho permitido, Paulo, pondo-se em pé nas escadas, fez sinal com a mão ao povo
Depois Agripa disse a Paulo: E permitido que te defendas. Então Paulo, estendendo a mão em sua defesa, respondeu: